Un reloj automático es una joya mecánica compleja. Sin un mantenimiento regular, los aceites se solidifican, las juntas se deterioran y la precisión se deteriora.

Crear tu propio reloj puede parecer sencillo. Pero...

Todo empieza con un plan. Antes de los materiales, antes de los tornillos, antes de los toques finales... Está el papel, las dimensiones, el proceso de pensamiento.

Los tornillos Torx no están allí para hacerlo bonito. En el telescopio, en los índices, elegí tornillos Torx. No índices brillantes o figuras estilizadas. Tornillos. Brutos.

Una rareza ... todavía sublimada Ya inusual, esta versión negra semi jugada rara vez se usa en relojes comerciales, y casi nunca en micro-marquro independientes. Pero quería ir aún más allá: cada movimiento está equipado con tornillos azulados, un acabado reservado para una alta relojería. Este detalle discreto pero noble transforma el mecanismo en una obra de arte. Cada habitación se vuelve única, preciosa y auténtica.

En KWR, no pretendemos lo que no somos. No surfeamos en etiquetas artificiales "hechas en Francia". Asumimos completamente nuestra visión: la de un reloj diseñado para entusiastas, dibujados por un francés, impulsado por un corazón suizo, hecho con precisión en Asia y ensamblada en Dubai, donde el corazón estratégico de nuestra marca está latiendo hoy.